Ocaina

Los ocaina eran poco conocidos antes de 1886, ya que originalmente vivieron en Colombia. Ese año, los blancos entraron a su territorio y pronto descubrieron que en el río Putumayo abundaba el caucho y en seguida comenzaron a extraerlo. Se calcula que en ese tiempo, la población de los ocaina y de los demás grupos de la familia lingüística huitoto sobrepasaba a las 50,000 personas.
Fueron explotados por los caucheros. Muchos fueron masacrados y todos fueron expuestos a las enfermedades del hombre blanco que diezmaron la población. Se calcula que en la primera década del siglo veinte sólo quedaban entre siete mil y diez mil sobrevivientes, de los cuales unos dos mil eran ocaina. Entre 1930 y 1935 muchos ocaina fueron traídos por terratenientes de Colombia al Perú por el río Putumayo, durante el conflicto limítrofe entre los dos países. Hasta hace poco, han seguido trabajando en las haciendas. A fines de la década de los cincuenta, cerca de 200 personas vivían en el Perú y posiblemente unas tres o cuatro familias en Colombia.
Practican el método de tala y quema para preparar tierras para el cultivo. En las chacras siembran yuca, plátanos, maíz, piña y maní. Los hombres cazan y pescan mientras las mujeres se encargan de la mayor parte del trabajo agrícola, la preparación de los alimentos, la crianza de los hijos y otras tareas domésticas. Los principales alimentos son el casabe y la tapioca hechos de yuca. Se conservan bien, y por eso son buenos para llevar en las expediciones de caza.
Trabajan en mingas en tareas como la siembra o la construcción de una casa. Hacen hamacas, canastas, sacos para cargar cosas y adornos personales para vender. También venden algunos productos como plátanos, maní, maíz y piña a una guarnición militar cercana.
Como los demás miembros de la familia lingüística huitoto, los ocaina utilizan el manguaré como un medio de comunicación a través de una distancia de muchos kilómetros. Los tambores se tocan en juegos de dos, y se hacen del tronco de un árbol de madera dura. Un tambor es ligeramente más largo o más grueso que el otro. El que toca los tambores, lo hace rítmicamente con dos mazos cubiertos con jebe de la selva para anunciar una fiesta o mandar noticias a personas de otras comunidades.
Cuando el ILV empezó a trabajar entre los ocaina en 1952, se calculó que hasta un sesenta por ciento de los ocaina se estaba casando con huitoto, bora o mestizos y que estaban abandonando el idioma materno, reemplazándolo por el castellano, el bora o el huitoto. Casi todos los ocaina hablan hoy un castellano incipiente. Pero a pesar de su tendencia a abandonar la lengua materna, varios profesores bilingües han recibido capacitación y había dos escuelas bilingües ocaina que todavía estaban funcionando en 1998.